La recesión brutal en el comercio argentino ya es una tragedia olvidada por los gobernantes
La recesión en el sector comercial argentino no es un fenómeno aislado ni pasajero —es una crisis estructural que, lejos de corregirse, se profundiza día tras día. Pese a que muchos prefieren mirar para otro lado, los números están ahí: cierre de locales, caída del consumo, paritarias estancadas y una desprotección sistémica que aplasta a los comerciantes.
El desplome contundente del primer trimestre
El inicio de 2025 fue devastador para el comercio. De acuerdo con la Encuesta Radar Pyme del primer trimestre, el sector comercial registró una caída de ventas del 14,12 %, bajando del 65 % de actividad en el cuarto trimestre de 2024 a apenas 50,88 % en los primeros meses del año. Además, el 49,1 % de las empresas reportó una baja en ventas mayor al 10 %, mientras que los costos aumentaron un 21,16 %—más del doble de la inflación promedio del 8,3 %—y los precios subieron 15,65 %, casi el triple. Solo el 40,82 % de las empresas declaró rentabilidad positiva, y el 22,45 % tuvo pérdidas.
Un alivio ficticio: repunte parcial que no alcanza
Aunque algunos hablan de leves señales de recuperación, la realidad es que la gran mayoría de los sectores siguen en recesión. Según Tiempo Argentino, de 14 sectores relevados, 10 siguen mostrando caídas, y el comercio acumuló 13 meses consecutivos con números negativos. Por ejemplo, construcción e industria manufacturera continúan en baja profunda.
El consumo interno, al borde del abismo
La caída en ventas no es casual: el consumo interno se derrumba. En junio de 2024, el consumo cayó un 9,8 %, la peor cifra desde la pandemia, según la Cámara Argentina de Comercio y Servicios. En algunos meses, la caída llegó al alarmante 27,6 %. El vicepresidente de la Unión de Kiosqueros alertó: “muchos comercios están al borde de la quiebra”. Más aún, en provincias como Corrientes, los costos logísticos vuelven inviable cualquier operación comercial, mientras en las góndolas proliferan productos de dudosa procedencia y las marcas tradicionales ceden terreno a opciones más baratas e importadas.
Despidos y cierres: la otra cara del desastre
La crisis no se limita a las ventas: destruye empleos y destruye empresas. Entre noviembre 2023 y mayo 2025, más de 223.537 puestos formales fueron eliminados y 15.564 empresas cerraron, la mayoría PYMEs. En particular, el comercio mayorista y minorista perdió 2.387 empresas. Esto refleja una caída en la estructura productiva y el tejido social que sostiene al país.
San Rafael como espejo del desastre nacional

La situación no es diferente en provincias. En San Rafael, por ejemplo, empleados de comercio denuncian que enfrentan paritarias congeladas, competencia feroz de productos importados y recesión constante, configurando un escenario “incierto” y peligroso para cientos de comercios y sus trabajadores.
El sector sigue en el freezer: sin soluciones reales
Mientras tanto, las medidas oficiales brillan por su ausencia o son parches tibios que no tocan el corazón del problema. No hay políticas públicas orientadas a reactivar el consumo ni a proteger a los comerciantes y pequeños emprendedores. Las paritarias se estancan, las ayudas estatales llegan tarde o nunca, y el sector se hunde en un limbo económico sin salida.
El sinsentido político ante el colapso del comercio
Sorprende la indiferencia oficial frente a un sector clave: el comercio minorista es el mayor generador de empleo formal y circulante monetario del país. Ignorar su crisis es ignorar la crisis social que deriva. Mientras el discurso gubernamental gira sobre macroindicadores, el comerciante de barrio ve su negocio en caída libre.
Hacia dónde vamos si no cambiamos el rumbo
Sin un giro urgente, el comercio quedará limitado al mínimo sostenible de cadenas concentradas, mientras el resto desaparece. Eso implicará desempleo masivo y mayor informalidad. Sin reactivación del consumo interno, sin apoyo a los precios, costos, financiamiento y negociación colectiva, el país seguirá cayendo.
Además, esta caída no es solo una crisis económica, es una crisis democrática.
El comercio en Argentina está en terapia intensiva
Estamos ante una recesión profunda y estructural en el comercio argentino, que socava la economía y golpea el tejido social. Las cifras son alarmantes: caída de más del 14 % en ventas, pérdida de miles de empresas, costos fuera de control y ninguna estrategia consistente del Estado.
Es hora de que se deje de mirar para otro lado. Proteger al comercio, apoyar al consumo y fortalecer a las PYMEs no es una cuestión de deseo: es una necesidad urgente. Porque si el comercio sucumbe, toda la ciudadanía sucumbirá.