Navidad: el consumo no despega y el gobierno insiste en vender “brotes verdes”
La Navidad 2025 en Argentina volvió a dejar una postal conocida: comercios llenos de carteles de descuentos, promociones agresivas, cuotas por doquier… y, aun así, ventas flojas, heterogéneas y sostenidas artificialmente. Pese al discurso optimista del gobierno actual, que insiste en mostrar cualquier variación marginal como señal de recuperación, la realidad del consumo navideño fue mucho más cruda: no hubo boom, no hubo despegue y, para millones de familias, hubo ajuste.
Navidad 2025: ventas tibias, consumo forzado
En términos generales, las ventas navideñas de 2025 mostraron una mejora mínima respecto a 2024, pero muy lejos de cualquier idea de recuperación genuina. El leve crecimiento interanual que algunos informes destacaron no refleja una mejora real del bienestar, sino un fenómeno conocido en la economía argentina:
Consumo sostenido por descuentos, financiamiento y resignación del ahorro.
El ticket promedio subió empujado por precios más altos, no por una mayor cantidad de productos comprados. En muchos rubros se vendieron menos unidades, pero a valores más caros. Presentar esto como éxito es hacer una lectura interesada.
Lo que realmente pasó en los comercios
- Los consumidores compraron menos regalos.
- Se priorizaron productos de menor valor o segundas marcas.
- Hubo fuerte dependencia de cuotas y promociones bancarias.
- Muchos comercios vendieron “algo” para no cerrar diciembre en rojo, pero sin rentabilidad real.
Mientras tanto, desde el oficialismo se repitió el relato de que “el consumo se está reactivando”. El problema es que esa reactivación no se siente en la calle.
Juguetes, electrónica y regalos clásicos: los grandes perdedores
Juguetes
El sector juguetero fue uno de los más golpeados. La caída en unidades vendidas dejó un mensaje contundente:
Las familias ajustaron incluso en los regalos para los chicos.
Menos juguetes, más pequeños, más baratos o directamente reemplazados por ropa u obsequios “útiles”. En un país donde el gobierno habla de “orden macroeconómico”, el hecho de que los niños sean una de las variables de ajuste debería encender todas las alarmas.
Electrónica y tecnología
Celulares, tablets y electrónicos en general siguieron en retroceso. Precios en dólares altos, salarios deprimidos y ausencia de crédito real hicieron que estos productos quedaran fuera del alcance de la mayoría.
Diez años de Navidad en Argentina: una comparación incómoda para el gobierno
Para entender por qué Navidad 2025 no fue una buena noticia, hay que mirar la película completa.
2015–2017: consumo sostenido, aunque frágil
Sin idealizar, durante estos años el consumo navideño mantenía cierta estabilidad. El salario aún tenía capacidad de compra y la Navidad seguía siendo una fecha de gasto fuerte.
2018–2019: empieza el deterioro
La inflación y la pérdida de poder adquisitivo comenzaron a sentirse con fuerza. Las ventas navideñas empezaron a mostrar estancamiento real, aunque todavía lejos del escenario actual.
2020–2021: pandemia
Años atípicos. Caídas, cambios de hábitos y explosión del e-commerce. Aun así, hubo políticas de estímulo que sostuvieron parte del consumo.
2022–2023: inflación descontrolada
El consumo crecía en pesos pero caía en volumen. La Navidad se volvió más cara y más corta.
2024–2025: ajuste, relato y resignación
Aquí es donde el discurso oficial choca de frente con la realidad. Dos navidades consecutivas con consumo planchado, salarios reales golpeados y comercios sobreviviendo, no creciendo.
Comparada con la última década, Navidad 2025 está entre las más débiles en términos reales, aunque el gobierno intente mostrarla como un punto de inflexión.
El rol del gobierno: ajuste primero, consumo después (tal vez)
El actual gobierno eligió un camino claro: priorizar el orden macroeconómico a cualquier costo social. El problema es que ese costo se ve, se siente y se paga en fechas clave como la Navidad.
Principales impactos de la política económica en el consumo navideño:
- Salarios reales en caída o estancados.
- Reducción del consumo interno como “daño colateral aceptable”.
- Falta de políticas activas para sostener a pymes y comercios.
- Ausencia de estímulos al consumo popular.
Mientras desde el poder se celebra que “no hubo desborde”, la realidad es que no hubo plata. Y sin plata, no hay Navidad que aguante.
Promociones: el maquillaje de una economía que no arranca

Que casi todos los comercios hayan recurrido a descuentos no es una señal de fortaleza, sino de desesperación comercial.
Las promociones:
- No mejoran la rentabilidad.
- Adelantan consumo futuro.
- Sostienen ventas de corto plazo, pero no generan crecimiento.
El gobierno festeja que “el mercado se acomoda solo”, pero el mercado lo que está haciendo es defenderse como puede.
Una Navidad que expone el límite del relato oficial
La Navidad 2025 en Argentina no fue un éxito, fue apenas un equilibrio precario entre ajuste, promociones y resignación social. Comparada con los últimos 10 años, confirma una tendencia preocupante:
Cada Navidad se consume menos en términos reales.
El gobierno podrá insistir con gráficos optimistas y porcentajes aislados, pero la realidad es clara:
- El consumo no despega.
- El poder adquisitivo sigue deteriorado.
- La Navidad dejó de ser una fiesta de abundancia para convertirse en un ejercicio de administración del bolsillo.
Si la economía “se está ordenando”, como repite el discurso oficial, todavía no llegó al árbol de Navidad de la mayoría de los argentinos.
