Volatilidad al límite: la economía ante el pulso financiero que marcará las elecciones 2025
A medida que se acercan las elecciones de 2025, la economía argentina vuelve a moverse al ritmo de la incertidumbre política. Los mercados financieros, sensibles a cada señal de poder, están atravesando un período de volatilidad creciente, marcado por la combinación de factores locales e internacionales: inflación persistente, tensiones cambiarias, tasas elevadas, fuga hacia el dólar y un escenario político que se recalienta día a día.
El resultado es previsible, el corto plazo se volvió un campo de especulación, y el largo plazo, una incógnita.
El tablero económico: tensiones acumuladas y señales cruzadas

La economía argentina llega a esta etapa con desequilibrios estructurales profundos. El Gobierno intentó durante el último año contener las variables nominales con una política fiscal más restrictiva y un ancla monetaria parcial, pero los resultados fueron mixtos.
Por un lado, se logró cierto freno en la inflación mensual, pero la recesión y la caída del poder adquisitivo generaron presión social y política. Por otro, el tipo de cambio oficial se mantuvo atrasado respecto de la inflación, lo que sumado a la falta de confianza, alimentó la brecha cambiaria y un incremento sostenido en los dólares financieros.
El mercado ya no solo mira los datos: mira las expectativas. Y hoy, la palabra que domina las mesas financieras es “transición”.
Factores que explican la volatilidad actual
- Incertidumbre política: a pocas semanas de las elecciones, ningún candidato o coalición logra proyectar una mayoría clara ni un programa económico sólido. Los inversores temen un cambio brusco de rumbo o, peor aún, un vacío de poder temporal.
- Dólar financiero en ascenso: la demanda de cobertura crece a medida que se acercan los comicios. Los activos en pesos pierden atractivo, y la dolarización de carteras vuelve a dominar.
- Reservas del BCRA en tensión: la autoridad monetaria enfrenta el desafío de sostener la estabilidad del tipo de cambio oficial con pocas herramientas netas y una deuda creciente en pasivos remunerados.
- Tasas reales negativas: aunque la política monetaria busca desincentivar la dolarización, los rendimientos en pesos siguen sin compensar el riesgo, lo que impulsa la salida hacia instrumentos en dólares o hacia la economía real.
- Contexto internacional incierto: los movimientos de tasas en EE.UU., la desaceleración de China y la volatilidad del precio de los commodities afectan el apetito de riesgo por los mercados emergentes, amplificando la inestabilidad local.
El comportamiento del dólar: la variable que todo lo define
En los próximos meses, el tipo de cambio será el termómetro del humor financiero.
El escenario más probable es de presión cambiaria creciente hasta que se defina el panorama político.
Si el oficialismo logra transmitir continuidad y moderación fiscal, es posible que el mercado reduzca parcialmente la dolarización, estabilizando los dólares financieros. Pero si se perciben señales de fractura o medidas populistas de último momento, el salto del blue y el MEP podría acelerarse, al igual que la salida de capitales.
Históricamente, en Argentina los procesos electorales tienden a tensionar la demanda de dólares, sin importar quién gobierne. Los agentes económicos prefieren cubrirse ante cualquier posible cambio de reglas. Este año no parece ser la excepción: los dólares alternativos seguirán siendo refugio hasta tener mayor claridad sobre el próximo gobierno y su equipo económico.
El papel del Banco Central: contención con poco margen
El Banco Central (BCRA) enfrenta uno de los escenarios más desafiantes de los últimos años. Si bien logró recomponer parte de las reservas durante el primer semestre gracias al superávit comercial y los incentivos a las exportaciones, el segundo tramo del año muestra una desaceleración en la liquidación del agro y un incremento en la demanda de divisas por turismo y ahorro.
Para mantener la estabilidad cambiaria, el BCRA está recurriendo a una combinación de intervenciones en el mercado financiero, controles y subas selectivas de tasas, aunque con efectividad limitada.
El gran riesgo es que esta estrategia se agote justo antes de las elecciones, generando un episodio de salto discreto del dólar oficial o devaluación encubierta.

Mercados financieros: cobertura, especulación y oportunidad
La bolsa argentina refleja claramente la incertidumbre electoral. Las acciones y bonos se mueven en ciclos cortos, con fuertes subas ante rumores de moderación y caídas abruptas ante cualquier señal de inestabilidad.
Los fondos de inversión, tanto locales como internacionales, están adoptando estrategias de cobertura en dólares y rotación hacia activos menos volátiles. Sin embargo, algunos analistas ven oportunidades en el largo plazo, sobre todo si después de las elecciones se confirma un plan económico consistente.
El riesgo país se mantiene elevado, aunque estable, lo que refleja un mercado expectante más que un pánico generalizado. En otras palabras: los inversores están en modo “esperar y ver”.
La economía real: empresas y consumidores entre la cautela y la resistencia
La volatilidad financiera impacta en la actividad económica y el consumo.
Las empresas están postergando decisiones de inversión, acumulando stock y priorizando liquidez. El crédito privado sigue siendo escaso, y las pymes se enfrentan a un escenario de financiamiento caro y ventas inestables.
En los hogares, el dólar psicológico vuelve a pesar: cada movimiento de la brecha se traduce en precios que suben por las dudas, aun cuando la demanda se retrae. El resultado es un consumo débil y una inflación que, aunque desacelera en el margen, sigue muy lejos de un nivel estable.
Qué puede pasar hasta las elecciones
Con los comportamientos históricos como referencia, el escenario más probable hacia las elecciones es el siguiente:
- Mayor volatilidad cambiaria y financiera: lo que queda del estará marcado por movimientos bruscos en los dólares paralelos y los activos en pesos.
- Tipo de cambio oficial estable, pero tenso: el Gobierno intentará evitar un salto discreto antes de los comicios, sosteniendo el tipo de cambio mediante controles y ventas puntuales.
- Inflación en desaceleración leve: sin nuevos shocks, aunque sin mejoras sustanciales.
- Mercados expectantes post elección: una vez definidos los resultados, se abrirá una ventana de oportunidad para activos argentinos si se confirma un rumbo económico más previsible.
En resumen: hasta las elecciones, el objetivo será resistir; después, el desafío será reconstruir la confianza.
Argentina entra nuevamente en su ciclo clásico de incertidumbre electoral, donde la política domina la economía y los mercados se mueven por expectativa más que por fundamentos.
La volatilidad llegó para quedarse —al menos hasta que se despeje el horizonte político— y el dólar será, como siempre, el termómetro del miedo y la confianza.
Sin embargo, también hay espacio para el optimismo: si el país logra superar esta transición sin crisis cambiaria y con señales claras de estabilidad, podría sentar las bases para un rebote financiero post electoral.
