Tensión cambiaria y riesgo de default
¿Qué está pasando? Datos y señales concretas
Varias noticias se conjugan para armar este panorama:
Presión cambiaria
El dólar mayorista ha llegado hoy al techo superior de la banda de flotación impuesta por el Banco Central (BCRA). Para contener la escalada, el BCRA salió a vender divisas: unos US$ 379 millones fueron destinados a frenar la suba del dólar. Esto indica que la moneda está experimentando una fuerte presión, tanto por la demanda de dólares como por una oferta oficial que ya no puede ignorar lo que ocurre en los mercados financieros.
- Cotizaciones cambiarias disparadas
En los distintos segmentos del mercado cambiario —oficial, MEP, CCL, “blue”— se observan subas o inestabilidad significativa. El dólar oficial cotiza alrededor de $1.515 en el Banco Nación, con alzas recientes. Los dólares financieros muestran brechas con el dólar oficial que, si bien no son altísimas comparadas con otros momentos críticos, reflejan creciente desconcierto. - Riesgo país en niveles récord
El riesgo país argentino superó los 1.400 puntos básicos, colocándose como el segundo más alto en América Latina, inmediatamente debajo de Venezuela. Esto significa que los inversores internacionales estiman que hay una alta probabilidad de que Argentina incumpla obligaciones de deuda o tenga que reestructurarlas. Además, los bonos soberanos en dólares cayeron más de un 10%. - Declaraciones oficiales que preocupan
El ministro de Economía Luis Caputo admitió que no hay dólares suficientes para cubrir todos los próximos vencimientos de deuda externa. También ratificó que el programa económico no sufrirá variaciones: la política oficial es “vender hasta el último dólar en el techo de la banda”, mantener la banda cambiaria, defender el esquema acordado con el Fondo Monetario Internacional (FMI).

¿Por qué ahora? Factores que profundizan la crisis
Varias causas se activan simultáneamente, haciendo que la tensión cambiaria se retroalimente con el riesgo de default:
- Incertidumbre política creciente
La derrota del oficialismo en las elecciones provinciales, especialmente en Buenos Aires, ha debilitado el poder político del gobierno de Javier Milei. Esa percepción de debilidad política se traduce en menor confianza de los mercados, quienes temen que los compromisos asumidos no puedan defenderse con firmeza en el futuro próximo. - Reservas y oferta de dólares restringida
El Banco Central ha tenido que intervenir varias veces, vendiendo dólares para mantener el tipo de cambio en el tope de la banda. Pero estas ventas consumen reservas, y la señal oficial de que no hay dólares suficientes para todos los vencimientos externos aumenta el nerviosismo. - Altas tasas de interés y caída de bonos
Los bonos soberanos en dólares se hundieron, lo cual eleva aún más el costo de financiamiento externo y hace prácticamente imposible emitir nueva deuda a condiciones razonables. Además, el riesgo país elevado refleja la percepción del mercado sobre la probabilidad de impago. - Inflación persistente y deterioro económico interno
Aunque hay proyecciones de inflación más baja para 2026 según el presupuesto presentado, la actual inflación es todavía alta, lo que erosiona ingresos reales, aumenta la demanda de cobertura cambiaria, presiona precios, salarios, y genera expectativas negativas. - Condiciones internacionales y costo del capital
En un mundo donde los inversores son cada vez más exigentes y volátiles ante señales de riesgo, los países con indicadores débiles (alto riesgo país, baja confianza institucional) enfrentan tasas muy altas o restrictas condiciones para obtener financiamiento externo. Argentina no es la excepción.
¿Cuáles son los riesgos concretos de default?
Cuando se habla de “default”, las consecuencias son profundas. Aquí los principales riesgos:
- Incumplimiento de pagos de capital o intereses
Si el gobierno no logra conseguir los dólares para pagar los bonos denominados en dólares con ley extranjera, puede dejar de cumplir con esos pagos, lo que constituye un default técnico. - Reperfilamiento o reestructuración forzada
En lugar de un default claro, podría negociarse un diferimiento de plazos (“reperfilamiento”) o modificación de condiciones ante acreedores. Pero esto tiene implicancias sobre futuras emisiones, la confianza inversora, y puede generar litigios. - Aumento del costo interno del crédito
Con la confianza deteriorada, los préstamos internacionales se vuelven prohibitivos. Además, los mercados locales reaccionan: tasas de interés más altas, dificultad para refinanciar deuda interna, impacto en inflación. - Devaluaciones bruscas y pérdida del poder adquisitivo
Si la banda cambiaria queda insostenible, el peso podría devaluarse fuertemente, lo que tendría efecto inmediato en los precios de bienes importados, tarifas, transporte, y terminaría acelerando la inflación. - Impacto social y político
Las clases populares y medias sufrirán los efectos primero: precios de alimentos, transporte, servicios, energía. El descontento social se puede hacer más visible. Políticamente, el gobierno enfrentará mayor presión para dar soluciones rápidas, lo que puede liberar intervenciones más autoritarias o abruptas.
¿Qué medidas se están contemplando o parecen necesarias?
Para evitar el default o minimizar el daño, hay algunas palancas que se discuten o que ya están en marcha:

- Defender la banda cambiaria mientras sea posible
Como lo dijera Caputo: “vender hasta el último dólar en el techo de la banda”. Esa es la estrategia oficial, pero depende críticamente de las reservas del BCRA y de la voluntad política de mantener ese esquema aun ante presión electoral. - Negociaciones con acreedores y organismos internacionales
La cooperación con el FMI será clave, tanto para obtener financiamiento como para cumplir con los compromisos asumidos. También para ganar tiempo si hay que renegociar vencimientos. El presupuesto para 2026 presentado estima superávit primario, lo que puede ayudar en la credibilidad, pero será necesario demostrarlo en la práctica. - Ajuste fiscal y control del gasto público
Aunque ya hay medidas de ajuste, la clave será si ese ajuste logra contener déficits, reducir gasto improductivo y liberar recursos para cumplir con los pagos de deuda sin provocar una recesión demasiado pronunciada. - Políticas para contener la inflación y estabilizar expectativas
El mercado es muy sensible a expectativas. Si los agentes económicos creen que la inflación seguirá alta, demandarán más dólares como cobertura, lo que presiona el tipo de cambio. Por eso, medidas que den señales de estabilidad (monetarias, fiscales) pueden tener efecto psicológico importante. - Transparencia y comunicación clara
En momentos de crisis, la credibilidad importa. Que el gobierno, el BCRA y los actores financieros comuniquen clara y consistentemente las variables clave (reservas, vencimientos, huecos financieros) ayudará a moderar la incertidumbre.
¿Es evitable el default?
La gran pregunta es: ¿Argentina puede evitar el default? Sí, pero que será muy costoso en términos económicos, sociales y políticos.
- Evitar el default no significa normalidad. Significa por ahora navegar en aguas turbulentas: emitir menos deuda externa, tensar los cinturones en el gasto, aceptar recesiones parciales, soportar presiones sociales.
- Hay un riesgo de que medidas impopulares (suba de tarifas, ajuste en programas sociales, impuestos) exacerbadas por el contexto electoral sean rechazadas, generando conflicto y potenciales bloqueos institucionales.
- El margen político ya está mermado por derrotas electorales; el próximo impacto viene de las elecciones legislativas. Si éstos alteran el equilibrio de fuerzas, la gestión de la crisis se complicará más.
- Internacionalmente, los mercados estarán observando: una vez que el riesgo país supera ciertos niveles influye mucho si se percibe voluntad de pago, consistencia en política económica, señales de transparencia. En ese sentido, declaraciones como las de Caputo ayudan, pero si las señales no se cumplen, la credibilidad podría perderse.