Lo inevitable del Presupuesto 2026 de Milei
Principales datos oficiales: la base de lo que vendrá
Estos son los datos que ya están confirmados en los anuncios oficiales, y sobre los cuales se cimentan todas las proyecciones:
- Se prevé un superávit fiscal primario de 1,5 % del PIB y un superávit financiero de 0,3 % del PIB una vez cubiertos los intereses de la deuda.
- Se proyecta un crecimiento del PBI de 5 % para 2026, luego de ~5,4 % en 2025.
- Inflación estimada de 10,1 % anual para 2026, una desaceleración fuerte respecto a 2025, pero aún alta.
- Gasto real por encima de inflación proyectada en tres áreas sensibles: salud (+17 %), educación (+8 %), jubilaciones (+5 %), además de pensiones por discapacidad con aumento real también.
- 85 % del gasto tiene como destino “capital humano”: salud, educación y jubilaciones.
Las consecuencias inevitables
Con estos datos, podemos afirmar con cierta certeza varios efectos que se pondrán en marcha. Los que podrían ser resultados directos de las decisiones propuestas:
1. Inflación bajará, pero no al nivel que se promete
El presupuesto fija la inflación proyectada en ~10,1 %. Lo que va a pasar es una caída significativa de la inflación, que cerrará el año más cerca del 14-16 %, no del 10 %. ¿Por qué no se llegará al 10 %?
- Porque hay inercia inflacionaria de 2025 que no se extinguirá de golpe.
- Porque los precios regulados, tarifas, servicios públicos y energía seguirán ajustándose con retraso.
- Porque los mercados concentrados (alimentos, transporte, salud) aprovecharán para subir márgenes.
2. El consumo interno continuará debilitándose
Aunque haya aumentos reales en salud, educación y jubilaciones, la mayoría de los argentinos no percibirá mejoras sustanciales en su poder adquisitivo. Lo que puede ocurrir:
- Que el consumo masivo se estancará o seguirá cayendo porque los salarios reales (que no han crecido al ritmo necesario) no alcanzan para absorber los precios nuevos.
- Que los sectores no prioritarios del gasto social o los que no tienen protección explícita experimentarán recortes o congelamientos reales.
- Que el pobre y la clase media baja sentirán más la restricción presupuestaria.

3. Provincias y municipios en aprietos más severos
El Presupuesto reconoce aumentos para obra pública en provincias y municipios, pero también delimita reglas estrictas de ajuste fiscal y prohibiciones, como la de financiamiento vía Banco Central. Lo que puede pasar:
- Provincias que dependen de transferencias nacionales tendrán márgenes estrechos para inversión o gasto público.
- Muchas administraciones locales se verán obligadas a recortar servicios o salarios públicos locales, si quieren cumplir con la regla fiscal que impone el control central.
- Se intensificarán los conflictos entre los gobernadores y el gobierno nacional por la distribución del gasto.
4. Estabilidad macroeconómica apuntalada, pero con alto costo social
El Presupuesto 2026 deja claro que la prioridad será orden fiscal, “equilibrio innegociable” y disciplina del gasto. Lo que puede ocurrir:
- Que no habrá emisión monetaria para gastos del Tesoro; la restricción al financiamiento vía Banco Central será mantenida, lo que limita la inflación inducida por emisión.
- Que la deuda pública seguirá como foco: intereses, renegociaciones, y una presión constante para que los pagos no impidan el superávit financiero.
- Que los mercados financieros y los inversores reaccionarán favorablemente a los indicadores fiscales: riesgo país se mantendrá bajo tensión favorable si los números fiscales se cumplen.
Pero este “orden” tendrá un alto costo social: los sectores con mayor vulnerabilidad serán los más afectados. Habrá aumento de pobreza o estancamiento de la mejora social por varios trimestres.
5. Superávit fiscal pero no superávit financiero robusto
El Presupuesto promete superávit primario del 1,5 % y un superávit financiero pequeño (0,3 %). Lo que puede ocurrir:
- Que se logrará este superávit primario, pero apenas. Si los ingresos tributarios se retrasan, si los precios internacionales bajan o si hay sequías (impactando agroexportaciones), ese número se verá apretado.
- Que el superávit financiero será débil, susceptible a variaciones de tasas de interés o costos de deuda.
- Que cualquier shock externo (suba de tasa internacional, deudas, crisis global) recortará ese superávit o lo convertirá en equilibrio frágil.
Lo que no cambiará: dirección y prioridades
Algunas cosas están ya selladas — no porque lo diga un escenario, sino porque lo dijo el presupuesto:
- Se consolidará la prioridad hacia el capital humano (salud, educación, jubilaciones) como las “áreas intocables” del ajuste, mientras que otras áreas del Estado verán recortes reales o congelamientos.
- Se reforzará la regla fiscal como instrumento central del poder ejecutivo para controlar gasto, incluso por encima de los reclamos públicos.
- Se continuará con la política de austeridad respecto del déficit, rechazo de emisión estatal como medio de financiamiento, y disciplina monetaria.
Argentina 2026
Argentina va a entrar en 2026 con una economía más estable macroeconómicamente que en años recientes: menor inflación, déficit fiscal controlado, disciplina cambiaria oficial. Pero al mismo tiempo, una economía con consumo interno deprimido, poco margen para mejoras salariales reales, y mayor brecha cambial.
Los argentinos verán menos inflación, sí, pero también verán que los bolsillos no estiran tanto. Las clases medias bajas no sentirán alivio, y los más vulnerables estarán bajo una tensión mayor. Las provincias reclamarán, habrá tensiones políticas crecientes, protestas sectoriales, demandas de revisión de tarifas, pero el gobierno dice tener asegurado en su presupuesto los mecanismos para responder con ajustes automáticos si hace falta.
Este Presupuesto 2026 no va a producir un “boom económico”: producirá un orden económico con costo social, un progreso técnico — en términos estadísticos —, pero no un salto de bienestar para la mayoría.