Tendencias Proteccionistas y Liberales en el Comercio Internacional de un Mundo en Reconfiguración
En el dinámico escenario del comercio internacional de 2025, el péndulo entre el proteccionismo y el liberalismo económico oscila con fuerza, reflejando tensiones geopolíticas, transformaciones tecnológicas y nuevas prioridades nacionales.
Un nuevo mapa comercial: entre la apertura y el repliegue
El comercio internacional ha sido históricamente un motor de crecimiento económico, innovación y desarrollo. Sin embargo, en los últimos años, se ha visto sometido a presiones que han reconfigurado sus fundamentos. Por un lado, el liberalismo comercial sigue promoviendo la eliminación de barreras, la integración regional y la expansión de acuerdos multilaterales. Por otro, el proteccionismo resurge como respuesta a desafíos internos, desequilibrios comerciales y rivalidades estratégicas.
En 2025, el comercio mundial comenzó en terreno estable, pero enfrenta crecientes desafíos. Según la UNCTAD, el comercio de servicios se mantiene robusto, mientras que el de bienes se ve afectado por la incertidumbre política y económica. Las tensiones entre Estados Unidos y China, el rediseño de las cadenas de suministro y el auge de políticas industriales nacionales son algunos de los factores que alimentan esta dualidad.
El auge del proteccionismo: causas y consecuencias
El proteccionismo se manifiesta en múltiples formas: aumento de aranceles, subsidios a industrias locales, restricciones a la inversión extranjera y normas técnicas que dificultan el acceso a mercados. Esta tendencia se ha intensificado con el retorno de Donald Trump a la presidencia de Estados Unidos, quien ha impulsado medidas para proteger la industria nacional y reducir la dependencia de socios estratégicos como China.
Entre las causas del proteccionismo destacan:
- Desigualdades económicas internas: Muchos países enfrentan presiones sociales por la pérdida de empleos industriales y el estancamiento de salarios. El proteccionismo se presenta como una herramienta para revitalizar sectores productivos y proteger el empleo.
- Seguridad nacional y autonomía estratégica: La pandemia y los conflictos geopolíticos han evidenciado la vulnerabilidad de las cadenas de suministro globales. En respuesta, los gobiernos buscan reducir la dependencia de proveedores extranjeros en sectores clave como tecnología, energía y salud.
- Competencia desleal y dumping: Algunos países justifican sus medidas proteccionistas como defensa frente a prácticas comerciales injustas, como la subvención estatal a empresas exportadoras o la manipulación de divisas.
Las consecuencias del proteccionismo son ambivalentes. Si bien puede ofrecer alivio temporal a industrias locales, también genera represalias, distorsiona los flujos comerciales y encarece los productos para los consumidores. Además, debilita la cooperación multilateral y fragmenta el sistema comercial global.
¿Qué hay del Liberalismo comercial?

A pesar del avance del proteccionismo, el liberalismo comercial no ha desaparecido. De hecho, muchas economías en desarrollo continúan apostando por la apertura como vía para atraer inversiones, diversificar exportaciones y acceder a tecnologías avanzadas. En 2024, el comercio mundial alcanzó un récord de 33 billones de dólares, impulsado por el dinamismo de Asia y América Latina.
Las estrategias liberales actuales se caracterizan por:
- Acuerdos regionales y bilaterales: Ante la parálisis de la Organización Mundial del Comercio (OMC), los países han intensificado la firma de tratados de libre comercio. El CPTPP, el acuerdo entre la Unión Europea y Mercosur, y la Zona de Libre Comercio Continental Africana son ejemplos de esta tendencia.
- Facilitación del comercio digital: El crecimiento del comercio electrónico y los servicios digitales ha impulsado la armonización de normas, la protección de datos y la interoperabilidad de plataformas.
- Sostenibilidad y comercio verde: Cada vez más acuerdos incorporan cláusulas ambientales, laborales y de género, reflejando una visión más inclusiva del comercio internacional.
El liberalismo comercial enfrenta desafíos, como la resistencia de sectores tradicionales, la competencia global y la necesidad de políticas de compensación para los perdedores de la apertura. Sin embargo, sigue siendo una herramienta poderosa para el desarrollo económico y la integración global.

Reconfiguración de las cadenas de suministro: friendshoring y nearshoring
Una de las transformaciones más significativas del comercio internacional actual es el rediseño de las cadenas de suministro. Las empresas han abandonado la lógica de eficiencia pura para priorizar la diversificación y la proximidad geopolítica.
Dos conceptos clave emergen en este contexto:
- Nearshoring: Reubicación de procesos productivos en países cercanos, con el objetivo de reducir tiempos de entrega, costos logísticos y riesgos políticos.
- Friendshoring: Relocalización en países aliados o con valores compartidos, para evitar interrupciones por tensiones diplomáticas o sanciones.
Estas estrategias generan nuevas oportunidades para economías emergentes, como México, Vietnam y algunos países de Europa del Este, que se posicionan como alternativas a China en sectores como manufactura, electrónica y textiles.
Cooperación multilateral: ¿una salida posible?
En medio de la fragmentación comercial, organismos internacionales como la UNCTAD y la OMC insisten en la necesidad de fortalecer la cooperación multilateral. La adopción de políticas equilibradas, la resolución de disputas y la promoción de un comercio inclusivo son fundamentales para evitar una espiral de conflictos y proteger el crecimiento a largo plazo.
La brecha entre economías avanzadas y en desarrollo se amplía, lo que exige mecanismos de compensación, asistencia técnica y financiamiento para que los países más vulnerables puedan integrarse de manera justa al comercio global.
Entre la tensión y la oportunidad
El comercio internacional de 2025 se encuentra en una encrucijada. Las tendencias proteccionistas reflejan preocupaciones legítimas, pero también riesgos significativos para la estabilidad global. El liberalismo comercial, por su parte, ofrece una visión de cooperación y progreso, aunque requiere adaptaciones profundas para ser sostenible e inclusivo.
Para los países como Argentina, este contexto representa tanto desafíos como oportunidades. La clave estará en diseñar estrategias inteligentes que combinen apertura selectiva, fortalecimiento de capacidades productivas y una diplomacia comercial activa. En un mundo que se reconfigura, la flexibilidad, la innovación y la visión estratégica serán los pilares de una inserción exitosa en el comercio internacional.