Tensión cambiaria en Argentina: ¿una tormenta pasajera o el preludio de una nueva crisis?
Al viernes 5 de septiembre de 2025, el panorama cambiario presenta los siguientes valores:
- Dólar oficial: $1.380.
- Dólar blue: $1.370.
- Dólar MEP y CCL: $1.382.
- Intervención del BCRA: más de US$ 550 millones vendidos en tres semanas para contener la presión.
Este nivel de intervención revela una tensión creciente entre la oferta y la demanda de divisas, en un contexto donde el tipo de cambio dejó de estar regulado por el tradicional “crawling peg” y pasó a un sistema de flotación administrada entre bandas. En este esquema, el Banco Central solo interviene si el dólar toca los extremos de la banda, lo que genera mayor volatilidad intradiaria.
Causas estructurales y coyunturales
La tensión cambiaria no es un fenómeno aislado. Responde a una combinación de factores:
Eliminación de restricciones cambiarias
Desde abril, se flexibilizó el acceso al mercado de cambios, lo que aumentó la demanda de dólares.
Expectativas electorales
Con las elecciones legislativas a la vista, crece la incertidumbre sobre la continuidad del modelo económico actual. Las encuestas muestran escenarios abiertos, y los inversores temen un eventual giro en la política monetaria y fiscal.
Déficit fiscal y emisión monetaria
Aunque el gobierno logró reducir el déficit primario, aún persiste una alta dependencia de la emisión para financiar gastos. Esto presiona sobre la inflación y, por ende, sobre el tipo de cambio.
Endeudamiento y vencimientos
Argentina enfrenta vencimientos importantes de deuda en moneda extranjera durante el último trimestre del año. La necesidad de dólares para cumplir con estos compromisos agrega presión al mercado.
Impacto en la economía real
La tensión cambiaria tiene efectos concretos en distintos sectores:
Consumo
La suba del dólar encarece los productos importados y los insumos dolarizados, lo que se traduce en aumentos de precios. Esto erosiona el poder adquisitivo y frena el consumo interno.
Producción
Las empresas enfrentan mayores costos operativos, especialmente aquellas que dependen de insumos importados. La incertidumbre cambiaria dificulta la planificación y la inversión.
Inversión
Los proyectos productivos se postergan ante la falta de previsibilidad. La volatilidad del dólar desalienta tanto la inversión extranjera como la nacional.
Mercado laboral
La desaceleración del consumo y la inversión puede traducirse en una menor creación de empleo, especialmente en sectores sensibles como comercio, construcción y manufactura
¿Hay margen para el optimismo?

Si bien el escenario es complejo, hay algunos elementos que podrían amortiguar el impacto:
- Reservas internacionales: el BCRA aún cuenta con un nivel razonable de reservas para intervenir.
- Exportaciones en alza: sectores como energía y agro muestran buenos niveles de ingreso de divisas.
- Acuerdo con el FMI: si se mantiene el cumplimiento de metas, podría haber desembolsos que alivien la presión financiera.
Sin embargo, estos factores no garantizan estabilidad. La clave estará en la coordinación entre política monetaria, fiscal y cambiaria, y en la capacidad del gobierno de generar confianza en los mercados.
¿Qué puede pasar en los próximos meses?
Estabilización gradual
Si el BCRA logra mantener el tipo de cambio dentro de las bandas sin agotar reservas, y si se consolida una baja de la inflación, podría haber una recuperación del consumo y la inversión hacia fin de año.
Salto cambiario
Si la presión continúa y el BCRA se ve obligado a dejar flotar libremente el dólar, podríamos ver una fuerte devaluación, con impacto directo en precios y salarios.
Cambio de rumbo político
Las elecciones podrían traer un nuevo enfoque económico. Si las presiones legislativas intentan modificar el régimen cambiario o fiscal, el mercado podría reaccionar con volatilidad, tanto positiva como negativa.
Entre la incertidumbre y la oportunidad
La tensión cambiaria actual en Argentina es un reflejo de las fragilidades estructurales de la economía, pero también de las decisiones políticas que se toman en momentos clave. Si bien el escenario es desafiante, también puede ser una oportunidad para avanzar hacia un modelo más sostenible, con reglas claras y previsibilidad.
Para empresarios, inversores y ciudadanos la planificación financiera y la lectura crítica del contexto (sin fanatismos) serán fundamentales en los próximos meses.