La atención se centra en una maniobra silenciosa pero grave: el Ministerio de Economía transfirió más de 130 millones de dólares desde la cuenta del Tesoro en el Banco Central, lo que sugiere ventas directas para contener la tensión cambiaria, a menos de dos meses de las elecciones legislativas. Una decisión que proyecta una economía en tensión y un futuro encendido.
Una jugada de emergencia en la previa del escenario electoral
Los datos privados revelan que el Gobierno perdió por “goteo” (de manera constante y gradual) más de USD 130 millones—un movimiento financiero que no fue anunciado oficialmente. Aunque se insiste en que no se utilizaron fondos provenientes del FMI, la fragilidad de las reservas del Banco Central se vuelve evidente. La Argentina ya aplica una batería de medidas para contener el tipo de cambio: encajes elevados, tasas altas en licitaciones de deuda, intervención en dólar futuro.
La estrategia, basada en drenajes de reservas y sostenimiento artificial del dólar, puede brindar un respiro momentáneo, pero deja al descubierto una economía debilitada que depende de medidas de emergencia más que de fundamentos estructurales.
Un camino lleno de escollos

- Reservas amenazadas: La baja de fondos del Tesoro, aunque sutil, debilita aún más las reservas. Si el drenaje continúa, el margen para enfrentar crisis externas o pagar compromisos en moneda extranjera se reducirá drásticamente.
- Mayor presión sobre el dólar paralelo: Sin un respaldo creíble, la brecha cambiaria podría dispararse. Tradicionalmente, ante señales de debilidad en las reservas, el blue acelera su avance, erosionando la confianza en el peso.
- Credibilidad fiscal y monetaria deteriorada: Los mercados perciben estas tácticas como parches propios de gobiernos sin estrategia de largo plazo. La incertidumbre política y económica se fusionan en un caldo que erosiona la confianza.
- Medidas de corto plazo versus ajustes profundos: En lugar de abordar reformas estructurales —como reactivación productiva, renegociación del gasto o fomento de exportaciones intensivas en divisas— el gobierno parece sostener su tipo de cambio con acrobacias financieras que no duran.
- Escenario electoral como catalizador de más volatilidad: Con las elecciones a la vuelta de la esquina, es probable que aumenten las tensiones fiscales y cambiarias. Sin un plan sólido y creíble, la economía apunta a días de mayor turbulencia.
¿Emergencia o cortina de humo?
Este accionar refuerza la idea de que Argentina vive en modo “matafuegos”. La estrategia de vender reservas sin explicación pública clara, mientras se le exige a la banca cumplir con encajes récord y se mantienen tasas elevadas, revela una política que prioriza el corto plazo sobre la estabilidad duradera.
¿Cuánto podrá estirarse esta cuerda? ¿Acaso no estamos acumulando señales de una nueva crisis silenciosa que podría estallar en pocos meses? Si no se combinan políticas fiscales sensatas, gestión transparente y desarrollo productivo, este tipo de medidas solo pospondrá el inevitable ajuste que espera al Estado y la economía real.