El anuncio del Banco Central de la República Argentina (BCRA) sobre el incremento de los requerimientos de reservas bancarias —los conocidos encajes— impacta fuertemente en el panorama del financiamiento corporativo. Este movimiento, que eleva los encajes en aproximadamente 3,5 puntos hasta casi el 45 %, representa la tercera suba consecutiva en pocas semanas y amenaza con asfixiar la liquidez del sector privado.
En paralelo, las tasas de adelantos en cuenta corriente que enfrentan las empresas se dispararon: pasaron del 31 % en julio a más del 90 % en agosto, como indican desde Todo Noticias. Esta combinación de mayor encaje y alza en el precio del crédito abre interrogantes sobre la sostenibilidad del financiamiento, la continuidad del crecimiento económico y la capacidad de inversión en el corto y mediano plazo.
¿Qué implica el aumento de encajes?
La decisión del BCRA de elevar los encajes al 45 % implica que los bancos deberán retener una porción mayor de depósitos en el organismo central. Esto reduce los fondos disponibles para préstamos, afectando especialmente el crédito a empresas y pymes, justo en un contexto marcado por mayor inestabilidad política e incertidumbre electoral.
Además, para cumplir con estos requerimientos, los bancos podrán usar títulos en pesos emitidos por el Tesoro por un monto estimado de 7,7 billones de pesos (unos USD 5,8 mil millones).
El costo del financiamiento a corto plazo se elevó drásticamente: las tasas por adelantos en cuenta corriente se triplicaron en apenas un mes, lo que pone en jaque la capacidad de muchas empresas para sostener su capital de trabajo.
Impacto en el Sector Empresarial

Liquidez restringida y mayor costo financiero
La combinación de encajes más altos y tasas crediticias elevadas restringe el acceso a financiamiento de forma directa. Muchas compañías podrían enfrentar dificultades al cubrir pagos a proveedores, sueldos o mantener operaciones habituales.
Recesión en inversión y consumo
Con costos financieros tan elevados, las inversiones productivas pueden ralentizarse. La demanda interna también podría verse afectada, generando un círculo vicioso: menor inversión, menor consumo, menor producción.
Mayor presión en segmentos vulnerables
Las pymes, que suelen operar con márgenes ajustados, son particularmente vulnerables. Podrían verse obligadas a recortar inversiones, reducir personal o incluso cerrar operaciones si no encuentran alternativas de financiamiento accesible.
¿Qué ocurre si persisten estas condiciones?
1. Reevaluación del rol del Estado
El BCRA podría verse obligado a retroceder o moderar sus medidas si la recesión se profundiza o si hay fuerte presión política en momentos previos a las elecciones legislativas. Sin embargo, el anuncio hasta el 1° de septiembre refuerza la percepción de que estas medidas están aquí para quedarse al menos a corto plazo.
2. Transformación interna y eficiencia operativa
La presión económica puede incentivar a las empresas a mejorar su eficiencia operativa, optimizar inventarios, fortalecer la gestión de cobranzas y evaluar digitalización o alianzas estratégicas.
3. Impacto político y reformulación de la agenda económica
El anuncio sucede en un contexto agravado por escándalos de corrupción y tensión política de cara a las elecciones de octubre. Esto podría derivar en una reformulación de políticas económicas, incluso hacia una orientación más proactiva respecto al financiamiento productivo.